Como siempre fue un placer.
By Joe.
Así es como suelo terminar todas las entradas de este humilde blog. Y la verdad, en esta ocasión, podría haberlo resumido a estas dos líneas que se traducen en el placer de compartir mesa y mantel con amigos. Lo demás ni fu ni fa. Aún así, haremos un esfuerzo para plasmar unas palabras para todos aquellos que se dignen a echarle un ojo a esta entrada.
Pues ya entrado en los meses finales del invierno y primavera, próximos ya al mes de junio, con lo que ello conlleva de dificultades añadidas para poder hacer alguna incursión gastronómica, nos propusimos hacer una especie de fin de temporada. Como siempre, y últimamente más, con el tiempo justo, y es que nos cuesta arrancar sobremanera, acordamos visitar el Sea Bar Marmarela, que así se hace llamar el experimento.
Para los que no lo conozcáis, se encuentra enclavado en el puerto a la altura de la zona Volvo, casi al final del muelle. Ni qué decir tiene la grandeza de nuestro puerto en cuanto a belleza se refiere, sobre todo una vez eliminado la decoración del casino más hortera que se haya visto nunca. Sabia decisión. Emblema de nuestra ciudad con vistas inmejorables, hacen de esta zona un enclave sencillamente espectacular. Pues bien, en este incomparable marco se encuentra el complejo Marmarela. Una zona chic con piscina, tumbonas, queriendo imitar ambientes ibicencos, otra zona concebida más como pub nocturno, con capacidad para poder albergar incluso eventos musicales o similares, y otra zona en alto y con unas vistas de quitar el sentío, donde se encuentra el restaurante. También amplio y con muchas posibilidades. Pues bien, tres zonas que se gestionan de forma separada pero que forman un conjunto que bien utilizado puede ser muy atractivo. Comida y posterior copa en piscina, cena y copa en pub, comida e irte a tu casa como nosotros....en fin muchas posibilidades. De hecho ese fin de semana había conciertos de Dj´s famosillos. En otra ocasión hemos visitado la zona ibicenca y la verdad se está de vicio a un precio de vicio, que todo hay que decirlo. Pa gente muy pija. Hoy tocaba visitar el restaurante.
Llamamos para reservar, lo cual no fue muy necesario, ya que en el local sólamente estábamos nosotros y otra mesa más. Mal empezamos. Tras acomodarnos, y eso sí, disfrutar de las vistas impresionantes de la ciudad con el castillo al fondo, nos atienden para tomar nota de lo que íbamos a comer. No hay carta, o mejor dicho, sí la habría pero no nos la ofrecen. Mal seguimos. Así que, a puerta gayola lo que nos sugieren. Pedimos de entrada una ensalada de salazones, seguimos con un pulpo braseado y un calamar a la plancha para culminar con un arroz caldoso más que meloso de atún y alcachofa. Entiendo que al ser entre semana y que la afluencia de comensales en estos días parece que es baja, no disponen de todo el producto que pueden ofrecer en la carta. Y ahí radica a lo mejor el problema. Que es un restaurante de fin de semana y verano.
Los platos no estaban mal de sabor pero tampoco eran para llegar al éxtasis. Una ensalada con apenas cuatro trozos de salazón. El pulpo normalito y el calamar más de lo mismo. Nada mejor que lo que me ofrecen en cualquier bareto de mi barrio en cuanto a presentación y sabor. El arroz, cuya pinta parecía otra cosa, tampoco deslumbró. Poco sabor. Y lo que ya fue desternillante fue el postre. El famoso postre al centro, que por cierto odio, y que al restaurante le sale infinitamente más rentable, consistía en brownie, tarta de queso y melón. Pa descojonarse la presentación del platico. Cuatro trozos mal puestos de una cosa y otra.Os muestro los platos, que por las fotos parecen muy atractivos pero no sorprenden en absoluto.
Así que si decidís venir por aquí, pues eso os tomáis un helado o una caña y observáis las inmejorables vistas de la ciudad. Pero venid comidos de casa.....
By Joe.
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