Pues otro año más, y como pasa el tiempo, nos tocaba cumplir con la ya consagrada tradición de visitar la ciudad valenciana con motivo de la celebración de sus Fallas. Una fiesta, de la que como en otras ocasiones ya hemos hablado, tiene sus cosillas...buenas y no tan buenas. Eso sí, fiesta grande de una gran ciudad, aunque siempre tendemos a compararlas con nuestras incomparables Hogueras. Permíteme que insista, nuestras Hogueras son incomparables así que no hay debate.
Por lo demás, no cambiamos mucho el guión de otros años. El guión consistía en salir temprano puesto que ya Antonio nos esperaba allí. Aperitivo y mascletá. Comida y a partir de ahí lo que permitiesen los cuerpos y nuestra imaginación. Y digo lo de imaginación porque hay que echársela para llenar toda una tarde si el fin no es otro que el de visitar monumentos falleros y comer churros. Aquí no hay cultura de tardeo aunque llegará. Antonio trabajaba por la mañana así que se uniría a la comida. Si se apuntó Félix, compañero de éste, andaluz, con mujer alicantina, afincado en Palma y de fiesta en Valencia. Grande el tío.
Para elegir el día desechamos por supuesto el 18 que es día potente, y este año también el 17 que es día de ofrenda a la Mare de Deu, y que la gente ensalza y venera por tradición. Así que buscamos un día más golfo, a la postre el 16. Daba igual uno que otro, salvo que la aglomeración es menor. Son fiestas muy de salir y pasear y ver... y volver a salir y volver a pasear y seguir viendo. Con una ciudad tan grande te da para no aburrirte pero ojo que a mitad de tarde se te pueden subir los gemelos...la virgen que jartá a andar. Como ya he dicho otras veces, los monumentos impresionantes. Arte y sátira unidos en unas obras realmente espectaculares por belleza y dimensiones. Da gusto verlas. Y por lo demás muy de visitar, gente muy arregladilla para la ocasión, mucho churro y buñuelos, de gente a reventar, en una ciudad que ha quedado chulísima. Hasta me empieza a gustar...jajaja.
Para comer este año no teníamos nada concretado con mucha antelación. De hecho, lo decidimos ya al final. En Valencia hay miles de propuestas interesantes y cualquiera hubiera sido buena. Nos decantamos por La Salita de Begoña Rodrigo. Esta cocinera, aunque regenta su restaurante más de una década ha elevado su nivel de popularidad a partir de su paso por el televisivo programa de topchef donde quedó ganadora. Muchas veces, es triste que uno desarrolle su trabajo de manera brillante, y sin embargo, sea necesario un programa de televisión para salir a la palestra. A partir de ahí, reconocimientos, entrevistas, popularidad...es nuestra sociedad. Pero en fin, también hay que aprovecharlo que las ocasiones las pintan calvas. Su restaurante ha sonado ya en varias ocasiones para estrella y su cocina además de reconocida por críticos, lo ha sido también por el público que la ha conocido.
Nada más llegar y después de quedar con Félix, rapidito al centro para ver la mascletá y tomar unas cervezas tranquilos. Primer taxi de los trescientos que cogimos ese día. Como siempre la Plaza del Ayuntamiento a rebosar. este año sin Doña Rita, y ambiente más que festivo. Pirotecnia Zarzoso en acción y a reventar. Espectacular inicio, con un sonido y armonía casi perfecto que aguantó hasta el final. Eso sí, muy corta, apenas cinco minutos pero zambombazos de escándalo. Lo bueno y breve dos veces bueno.
El restaurante se encuentra en un barrio a las afueras por lo que otra vez taxi. Cerveza perruna en un bar enfrente esperando a Antonio y al lio. Se encuentra situado en una calle muy normalita, al lado de un colegio, una fachada también normal, vamos no es atrayente en cuanto aspecto. El interior tampoco es algo que deslumbre, eso sí, cocina abierta donde se ve el movimiento típico de los cocineros. Hay unas tres mesas comiendo y la nuestra.
El camarero que nos atiende, nos explica que ellos ofrecen dos menús, disfrutón u superdisfrutón. La diferencia son dos platos menos que lleva el primero. Es obvio decir cuál elegimos. Pues eso, a lo grande y viva la Mare de Deu. Nueve platos y dos postres a elegir entre tres opciones. El ambiente es muy tranquilo y el servicio muy amable. Dos camareros nos atienden, uno de ellos sumiller que es el que nos aconseja sobre qué vinos tomar. Pues hecho los preámbulos y tras tomar unos martini y un negroni Germán, acompañados de unos chips manos a la obra.
Os muestro los platos del superdifrutón:
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carro de las chuches (aperitivos salados) |
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ensalada de invierno |
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bacalao, guisantes y anguila ahumada |
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alcachofa, su pesto, gamba y anisados |
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cigala, habitas tiernas y jugo de manitas |
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aguachile de remolacha helado |
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vitello tonnato de pastrami leonés |
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arroz de rabo de toro con pepinillos |
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ciervo lacado, tallarines de ceps y carbonara de moscatel |
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zanahoria, eneldo, jengibre, yogurt y lima |
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ganache de chocolate con crema ingles de vainilla |
Todo de sabor espectacular. De presentación como podéis ver también. Elaboraciones complejas y bonitas de ver pero mejor de comer. A la hora de quedarme con alguno, elegiría los guisantes con bacalao que se deshacían en la boca, la cigala con habitas tiernas y el vitello que me encantó y más si cabe su presentación en forma de puro. Por alabar algún plato que sinceramente me parecieron todos de 10. No recuerdo que llevaba pero en el carro de las chuches había un foie caramelizado que quitaba el sentido. El aguachile de remolacha muy refrescante e ideal para romper los frios con los calientes. La verdad, aunque lo veas previamente en fotos te sorprende su originalidad. Me faltó algo más de chocolate en los postres pero eso ya es desviación psicológica de uno que otra cosa. Con los cafés, el famoso árbol de los petir fours acompañado de un moscatel gentileza de la casa.
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los tres mosqueteros |
Hasta el año que viene.
Como siempre, fue un placer.
By Joe.
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