Suele decirse que segundas partes nunca son buenas. En muchos casos o circunstancias de la vida esto es así a mi modesto entender. Aunque no me gusta que se considere una regla fija porque, en definitiva, en la mayor parte de los casos depende de como lo afrontes. A quién no le gusta la segunda parte de El Padrino, o de El señor de los anillos o de La guerra de las galaxias? Está claro que superar lo anteriormente hecho es siempre difícil más que nada porque tiendes a comparar y eso no es bueno. Y digo esto porque os voy a comentar una segunda visita que hicimos a nuestro ya amigo Joaquín en La Clandestina.
La primera vez que lo visitamos quedamos encantados (os remito a la entrada de meses anteriores) y de hecho lo recomendamos cien por cien a nuestros conocidos y amigos ya que fue uno de esas comidas en las que uno sale no solamente bien comido sino con un tufillo a felicidad importante. Además, nos consta que alguno de ellos ha ido e incluso repetido, como es el caso de Ginés, padre de Antonio que va camino de conseguir la tarjeta clandestina vip.
Después de comentarlo y ponerlo por las nubes a las sufridoras madres de nuestros hijos, éstas tomaron buena nota y exigieron una vuelta al local pero en esta ocasión todos juntos, recordar que a la anterior sólo asistimos los cuatro. Dicho y hecho, sus deseos fueron órdenes y los abnegados esposos se pusieron manos a la obra para contentarlas. En esta ocasión, nos acompañaron también Rafa y Magdalena, y Suni. Tomás, por motivos laborales no podía asistir y Vicente y Maribel tras una semana muy complicada tampoco. Quedamos enclavados para repetirla contigo Marqués. Os pongo en antecedentes, y es que no cocinan para más de doce, con lo cual tampoco teníamos mucho margen.
La verdad, como definí en el primer post sobre este local, el "halo de misterio" desaparece en la medida en que sabes donde vas y por tanto, no hay sorpresa posible, salvo el nuevo menú, que no es poco, pero sí que disfrutas cuando vas con gente que no ha ido antes porque ellos si que están sorprendidos.
Os recuerdo que La clandestina es una forma de restauración en la cual comes o cenas en la vivienda familiar del cocinero. El menú, cerrado a 20 eurillos, con tres platos y postre, maridaje de vino y café. No se puede pedir más por ese precio. Cambia cada quince dias y se puede seguir por face o en su blog. Eso sí, el número de comensales tiene que ser como mínimo de dos y máximo de doce en total. Se ajusta la reserva por correo electrónico en función de la gente que haya. A mí lo que me mola es que cuando yo vaya no haya más gente, porque de esa manera tienes a Joaquín todo para tí, entiéndase en el buen sentido de la palabra.
Pues lo dicho, quedada al canto temprano para poder tomar unas cervezas damasoleras y que la Fuerza nos acompañe a partir de ahí. Aparcamos cerca de la zona de Mercado, como digo y primeras cervezas en Damasol donde Gumi mayor hace unas horitas extras. Picoteo rápido que Ximo nos espera y no conviene ser impuntual. Llegada al sitio que sigo sin deciros donde está, y en esta ocasión, tras tocar al timbre, Joaquín baja a abrirnos. Otra cervecita gentileza de la casa y al lio.
Comenzamos con unas berenjenas a la parmesana. Todos pensaréis en las típicas que comemos en casa. Pues no. Están trituradas y presentadas en copa con capas de mozzarella y aceite. Me relamo de pensarlo pero estaban espectaculares. Tardamos una eternidad en comer este plato porque a todos nos daba pena terminarlo. Pasote. Seguimos con una ensalada fatuch con ingredientes frescos muy buena y suave también. Para terminar un goulash que si bien no es de mis platos preferidos estaba riquísimo, quizá un pelín picantón pero ya sumidos en discusiones culinarias entre Magdalena, cocinillas experimentada, y Joaquín, ahí está uno de sus fuertes: en el picante. Salsa de yogurt para rebajar....los cojones. Para terminar un sütlaç de postre que viene a ser como un arroz con leche pero hecho con agua de azahar y que se sirve caliente o frio según la temporada en la que estemos. Dos vinos: Hécula y K-nalla para maridar y café. Pues, que más se puede pedir si además estás en buena compañía y sin prisas de ningún tipo. Genial. Eso sí de todos los platos me quedo con el primero ya no por el sabor sino por textura y presentación. Te has superado Joaquín.
Risas y diversión como siempre alrededor de un mantel y como ya he dicho, con el propósito de volver a probar otros menús las ocasiones que se tercien.
Una vez comidos de nuevo al centro de la capital para seguir tomando unos aliviaos y hacer la digestión, aunque con la cebolleta tuvimos algún problema,,,,la de la ensalada cuidado. Confetti en estado puro con colas interminables para entrar y espectáculo vespertino a rabiar.
Recogida temprana para recoger niños que los abuelos ya estaban agobiadillos.
Día completo y bien aprovechado para poder seguir disfrutando del fin de semana el domingo.
Como siempre fue un placer.
By Joe.
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