sábado, 22 de marzo de 2014

LA GALLINETA...FALLAS ´14

MARZO/14

 Pues eso, que qué narices pintaban unos alicantinos en las Fallas de Valencia. Me lo pregunto una y otra vez y no logro darme a mí mismo una contestación. Y es que cuando los astros se alinean para que ocurran las cosas no hay más que dejarse llevar. Eso es lo que hicimos y a posteriori decir que bienaventurados aquellos que se dejen llevar por las corrientes porque se ahogarán como mucho en alcohol, y de eso, se sale.

 La verdad es que se dieron una serie de circunstancias muy especiales para que siguiéramos los pasos de Jaume el Conqueridor en el asalto al feudo valenciano en sus fiestas grandes. La principal, el tener piso franco en la ciudad, gentileza de Antonio, que se gana sus lentejillas actualmente en la capital del reino de Valencia. La segunda, la facilidad con la que actualmente se llega por autovía en poco tiempo, sin colas, con buenas carreteras. La tercera, fundamental, las ganas de visitar esta ciudad en fiestas grandes, más que nada por comparar con nuestras Fogueres, que están muy subiditos estos del Turia en esto de la fiesta. La cuarta, como siempre, las ganas de juntarnos alrededor de un buen mantel. Y por supuesto, la quinta, pasarlo muy bien aunque sea en territorio comanche.

Faltaba ajustar el día que haríamos acto de presencia por allí. El lunes 17 parecía un buen día, ya que, no habría aglomeración de fin de semana ni de noche grande del 18. Así, que después de pedir unos favores laborales concretamos para esa fecha. Saldríamos por la mañana  después de nuestros quehaceres domésticos y allí nos esperaría Antonio para comenzar la tourné. Previamente, ya habíamos gestionado el sitio donde íbamos a ir a comer. En la última visita a La Clandestina, Joaquín que conoce Valencia nos recomendó visitar un restaurante de un amigo suyo, La Gallineta de Arturo Salvetti. Y eso hicimos. Nos aseguró que saldríamos encantados y así fue. Más adelante os contaré.



Sin muchos preparativos previos y tras tomar un cafetillo salimos rumbo a Valencia y tras un viaje ameno aparecimos en casa de Antonio que nos esperaba. Aparcamos y en metro nos movimos hasta el centro para ser testigos de la mascletá, sello identificativo de estas fiestas junto con sus monumentos. Mucha gente, a pesar de ser laborable, en las zonas adyacentes a la misma. De hecho, conforme nos íbamos acercando, el gentío era mayor con lo que optamos en escuchar, que no ver, en un segundo plano, tomando una cervecilla. Para ser sincero, decir que suena de cojones. No son tan largas en tiempo como en Alicante, pero tronar truenan y bien. Y eso que nosotros estábamos a unos doscientos metros. Con razón la Rita Barberá no se baja  del balcón la tía....así cualquiera. Una vez finalizado el acto y tras el aperitivo nos dispusimos a patear hasta encontrar el restaurante donde habíamos quedado para comer. En el paseo, ambiente grande de fiesta. Reconocer que los monumentos son realmente espectaculares en dimensiones y diseño. Aunque como digo yo, si al final los van a quemar para que tan grandes y ese dispendio económico.




Después de un recorrido ameno y largo de narices, encontramos el restaurante. En una zona discreta, un local discreto, no muy grande, con una pequeña  barra, sobrio en la decoración y elegante a la vez. El personal que nos atendió majísimo. Nos presentamos al cocinero, Arturo, que regenta este local desde hace ya diez años. Tras una conversación distendida nos explica que los lunes no abre pero por ser fiestas había hecho una excepción. De hecho, sólo ofrece un menú muy completo para la ocasión. Ante nuestra idea de querer probar mucho de todo hace una excepción y nos deja que pidamos a la carta excepto  para aquellos platos que necesitan una elaboración especial y dado el día que es no puede hacerlo. Bien Arturo. Nos explica que es alicantino de pro, más que la Plaza de los Luceros, pero que se afincó allí y funciona bien. Nos trató de forma exquisita. Gracias.





Tras una cerveza y unos aperitivos gentileza de la  casa, damos un repaso a la carta y vemos platos realmente apetitosos, con lo que ajustamos un menú variado con muchos platos y diferentes. El vino lo negocian los expertos, aunque dejándose llevar por las sugerencias de Arturo. Así que al asunto. Espero no olvidarme de nada  pero por si acaso os pondré la carta para que veáis la variedad de platos. Comenzamos por una ensalada de cous cous, muy original y buena. Un salmón marinado muy bueno también. Los figatells de sepia que nos sirvieron a continuación espectaculares, nominados a mejor plato del día. Torrija de pulpo braseado superoriginal. Carrillera de buey muy bien hecha y steak tartar, tengo que reconocer que aunque no es mi fuerte muy bueno. Así lo acreditó Germán, más acostumbrado a probar este tipo de platos cocinados por su progenitor. Por último un arroz meloso rico rico. Por el camino se quedó un canelón de boletus pero es que estábamos a tope. De postre, unos tarta de queso y otros, entre ellos yo por supuesto, al brownie de chocolate. Jean Leon y Lagariza para beber. Café y gintonic....que más se puede pedir. De precio muy bien.
















Sobremesa distendida en el local hasta tarde. De hecho, empalmarían con las cenas y no nos meten mucha prisa. Como he dicho, encantados con el trato, con la comida, con el servicio y con el lugar. Recomendable cien por cien. Volveremos Arturo.


Una vez completados con éxito dos objetivos concretos como eran la mascletá y la comida, nos dispusimos a pasar la tarde por las avenidas valencianas buscando algo de diversión y ambiente donde tomar unas copichuelas.Y valencia  tendrá oceanográfico y circuito de fórmula uno pero lo que es ambiente vespertino  cero. Le damos mil vueltas. Además coincidía que era la ofrenda de flores a la Mare de Deu y eso allí es sagrado. La gente muy arregladilla para el evento, mucho guiri haciendo fotos y poco más. El personal por las tardes creo que sale a comer buñuelos y chocolate con churros y esas cosas porque el seagrams lo tienen un poco abandonao. Puestos  a comparar, creo que nuestra fiesta es mucho más populista y callejera que aquella. Pocas barracas populares. Vamos que pocos vasos de plástico y sombreros de paja vimos por las calles. Al menos por la tarde y por las zonas donde nos movimos, que supongo que no será igual en todos los sitios. Son fiestas más de ver que otra cosa. Además, el ser una ciudad tan grande hace que todo esté muy disperso con lo cual no se tiene esa sensación de fiesta agobiante. De todos modos, no nos fuimos a dormir hasta que encontramos algo de ambiente que algo había. Se disfrutó lo que se pudo.


Como siempre fue un placer.

By Joe.


sábado, 15 de marzo de 2014

CLANDESTINIDAD CONFITTERA

MARZO/14

 Suele decirse que segundas partes nunca son buenas. En muchos casos o circunstancias de la vida esto es así a mi modesto entender. Aunque no me gusta que se considere una regla fija porque, en definitiva, en la mayor parte de los casos depende de como lo afrontes. A quién no le gusta la segunda parte de El Padrino, o de El señor de los anillos o de La guerra de las galaxias? Está claro que superar lo anteriormente hecho es siempre difícil más que nada porque tiendes a comparar y eso no es bueno. Y digo esto porque os voy a comentar una segunda visita que hicimos a nuestro ya amigo Joaquín en La Clandestina.


La primera vez  que lo visitamos quedamos encantados (os remito a la entrada de meses anteriores) y de hecho lo recomendamos cien por cien a  nuestros conocidos y amigos ya que fue uno de esas comidas en las que uno sale no solamente bien comido sino con un tufillo a felicidad importante. Además, nos consta que alguno de ellos ha ido e incluso repetido, como es el caso de Ginés, padre de Antonio que va camino de conseguir la tarjeta clandestina vip.


Después de comentarlo y ponerlo por las nubes a las sufridoras madres de nuestros hijos, éstas tomaron buena nota y exigieron una vuelta al local pero en esta ocasión todos juntos, recordar que a la anterior sólo asistimos los cuatro. Dicho y hecho, sus deseos fueron órdenes y los abnegados esposos se pusieron manos a la obra para contentarlas. En esta ocasión, nos acompañaron también Rafa y Magdalena, y Suni. Tomás, por motivos laborales no podía asistir y Vicente y Maribel tras una semana muy complicada tampoco. Quedamos enclavados para repetirla contigo Marqués. Os pongo en antecedentes, y es que no cocinan para más de doce, con lo cual tampoco teníamos mucho margen.



La verdad, como definí en el primer post sobre este local, el "halo de misterio" desaparece en la medida en que sabes donde vas y por tanto, no hay sorpresa posible, salvo el nuevo menú, que no es poco,  pero sí que disfrutas cuando vas con gente que no ha ido antes porque ellos si que están sorprendidos.





Os recuerdo que La clandestina es una forma de restauración en la cual comes o cenas en la vivienda familiar del cocinero. El menú, cerrado a 20 eurillos, con tres platos y postre, maridaje de vino y café. No se puede pedir más por ese precio. Cambia cada quince dias y se puede seguir por face o en su blog. Eso sí, el número de comensales tiene que ser como mínimo de dos y máximo de doce en total. Se ajusta la reserva por correo electrónico en función de la gente que haya. A mí lo que me mola es que cuando yo vaya no haya más gente, porque de esa manera tienes a Joaquín todo para tí, entiéndase en el buen sentido de la palabra.








Pues lo dicho, quedada al canto temprano para poder tomar unas cervezas damasoleras y que la Fuerza nos acompañe a partir de ahí. Aparcamos cerca de la zona de Mercado, como digo y primeras cervezas en Damasol donde Gumi mayor hace unas horitas extras. Picoteo rápido que Ximo nos espera y no conviene ser impuntual. Llegada al sitio que sigo sin deciros donde está, y en esta ocasión, tras tocar al timbre, Joaquín baja a abrirnos. Otra cervecita gentileza de la casa y al lio.

 Comenzamos con unas berenjenas a la parmesana. Todos pensaréis en las típicas que comemos en casa. Pues no. Están trituradas y presentadas en copa con capas de mozzarella y aceite. Me relamo de pensarlo pero estaban espectaculares. Tardamos una eternidad en comer este plato porque a todos nos daba  pena terminarlo. Pasote. Seguimos con una ensalada fatuch con ingredientes frescos muy buena y suave también. Para terminar un goulash que si bien no es de mis platos preferidos estaba riquísimo, quizá un pelín picantón pero ya sumidos en discusiones culinarias entre Magdalena, cocinillas experimentada, y Joaquín, ahí está uno de sus fuertes: en el picante. Salsa de yogurt para rebajar....los cojones. Para terminar un sütlaç de postre que viene a ser como un arroz con leche pero hecho con agua de azahar y que se sirve caliente o frio según la temporada en la que estemos. Dos vinos: Hécula y K-nalla para maridar y café. Pues, que más se puede pedir si además estás en buena compañía y sin prisas de ningún tipo. Genial. Eso sí de todos los platos me quedo con el primero ya no por el sabor sino por textura y presentación. Te has superado Joaquín.










Risas y diversión como siempre alrededor de un mantel y como ya he dicho, con el propósito de volver a probar otros menús las ocasiones que se tercien.

Una  vez comidos de nuevo al centro de la capital para seguir tomando unos aliviaos y hacer la digestión, aunque con la cebolleta tuvimos algún problema,,,,la de la ensalada cuidado. Confetti en estado puro con colas interminables para entrar y espectáculo vespertino a rabiar.







 Recogida temprana para recoger niños que los abuelos ya estaban agobiadillos.

Día completo y bien aprovechado para poder seguir disfrutando del fin de semana el domingo.

Como siempre fue un placer.

By Joe.