FEBRERO/14
Como empieza diciendo el título, no se si es así o al revés, pero lo que está claro es que el destino nos tenía que deparar algo bueno después del último fiasco del Davis por navidad.
Y es que cuando las cosas se improvisan no hay término medio, o son la ostia o salen como el culo. En aquél caso ocurrió lo segundo. Ya empezamos mal con la no reserva en el sitio fijado de antemano que al estar lleno nos hizo cambiar sobre la marcha. A eso unimos que las obligaciones de la tarde eran múltiples y variadas y tocaba recogida temprana. Además, el intento de timo que nos quisieron asestar sin vaselina ni nada por el estilo. Todo ello dejó un sabor de boca amargo en los miembros del grupon, que seguiría siendo así de no ser por algo que se fraguó en aquella quedada y que ha posibilitado que tocáramos una estrellita en el día de ayer. Y aquello no fue otra cosa que la puesta en común de los décimos de loteria para navidad y que nuestros queridos niños de San Ildelfonso sacaran las bolitas correspondientes. Mi eterno agradecimiento chavalotes.
Pues sí, con un dinerillo extra teníamos la posibilidad de hacer dos medias o una maratón y decidimos lo segundo que da más prestigio. Tras arduas negociaciones de agendas y tras un mes de enero sencillamente espectacular con dos cumpleaños impresionantes de Rafa y Germán, que por cierto, tendrán su entrada correspondiente en este blog pero que todavía están en fase de borrador, decidimos tirar la casa por la ventana. Lo echamos a suerte y el restaurante elegido sería aquél que tuviese una estrella Michelín y situado entre calle Altamira y Catedral de San Nicolás. El azar nos llevó a elegir el Monastrell, situado en los bajos del Hotel Amérigo, recientemente galardonado con una estrella Michelín y regentado por María José San Román. Repito, fue el azar.

De todos modos, estoy pensando que los depositarios de los décimos nos dijeron que sólo nos había tocado una terminación, y a toro pasado veo que dos de ellos se han comprado coche este mes....no quiero pensar mal pero el año que viene los guardo yo.
En esta ocasión nos acompañaban también dos figuras en toda regla: Isidro, hermano de Antonio que no se como lo hace pero siempre que hay un sarao de estos está en la Terreta de vacaciones...casualidad???. Y por otra parte Rubén, la media costilla de Germán, que ya lleva dos prótesis de titanio en los brazos de soportar toda una vida sus golpecitos a ritmo de conversación.
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Nos citamos en primera convocatoria a las dorymedia y por allí fuimos apareciendo. No estaba muy concurrido, unas pocas mesas, normal siendo miércoles. El trato excelente. El servicio también.
Y para mí dos cosas que son fundamentales.
La primera es que aunque es cierto que Rubén es conocido de la Chef, a mí ya me ocurrió en otra ocasión que estuve y es que es la propia María José quien te toma nota de lo que vas a tomar. Te atiende, te ajusta el menú, te aconseja y en definitiva te ofrece su obra. Repito, para mí fundamental. No se si siempre podrá ser así, espero que sí. Durante la comida también nos saludó y preguntó si todo iba bien y estuvo muy atenta en todo momento.
La segunda es que no se si le han dado esa estrella por lo bien que cocina o por su permanente sonrisa, como la de alguien que disfruta de lo que está haciendo. Muy bien también.
Elegimos un menú degustación de la casa con alguna variación del mismo debido a los caprichos normales de algunos y sustituimos dos platos por uno de ostras, debilidad de Isidro y otro de bocadillo de calamares, que era un plato de barra. Para beber, unas cañas y El Sequé, debilidad del maestro soumiller Antonio. Todo estaba espectacular, de presentación y por supuesto al paladar. No entraré en muchos detalles técnicos de los platos que yo para eso no doy pa más pero os comento resumidamente lo que tomamos.
Para empezar como siempre en esta casa dos degustaciones de aceite podría deciros que de Jaen y Granada pero sinceramente no recuerdo su origen aunque sí su diferencia de sabor y color. Continuamos con unas ostras frescas, tocamos a dos por barba, que aunque no son mi plato favorito, tengo que decir que me encantaron. Seguimos con una ensalada de bogavante con guacamole de guisantes. A continuación el famoso bocadillo de calamares, plato de la barra, que en nada se parece al del Aurelio en cuanto a presencia jajaja, pero que tiene un sabor y textura diferente pero cercano y familliar a la vez. Seguimos con unas alcachofas con un caldo de caldero de pescado caliente que te servían al plato. El arroz cremoso que nos sirvieron después con langostinos y trufa negra estaba rico rico...y por último una carne que no pude cortar con el cuchillo porque sencillamente se deshacía. Buenísima...Los postres...ohhhh los postres...mi debilidad. Primero fue un helado de azafrán. Diréis que como es posible acoplar ese sabor a un helado. Pues sí y además de manera magistral. Después un surtido de chocolates, negro, con café, brownie...hubiera comido kilos y kilos. El negro lo recordaré siempre. Cafés y bombones para finalizar.










Tengo que decir que es un sitio caro, para no ir todos los días, pero uno no tiene que pasar por esta vida sin hacer determinadas cosas como ver La Muralla China, Las Cataratas del Niágara, El Gran Canyon....Como éstas, a día de hoy, dudo que las haga, empezaremos haciendo aquellas que están a un cuarto de hora de casa y que a mi particularmente me reportan mucho placer y una de ellas es visitar restaurantes de este tipo en buena compañía.
Quedamos tan contentos que a la hora de fijar donde tomamos unos refrigerios, decidimos quedarnos allí mismo, en el pasaje del Amérigo donde nos sirvieron unas tónicas de diferentes clases, marcas, sabores y demás.

El grupon que ya no se si llamarle Peña Madridista de Vereda se disolvió ya que el de las nueve copas de Europa jugaba derbi con los matalafers. Así que, partidito al canto, primera parte solo, y victoria por tres a cero. Estamos en la final. Día redondo por donde lo mires.
Como siempre y no me canso, fue un placer.
By Joe.