Muchos fueron los motivos que nos llevaron un viernes cualquiera de un mes cualquiera a la ciudad vecina del norte. Sí, Valencia. En principio, como siempre las ganas de juntarnos y hacer una incursión gastronómica lúdico-festiva. Por otra parte, fundamental, en Valencia se celebraba ese fin de semana uno de los torneos de protour de pádel, y como no, Juan y el que escribe no podíamos dejarlo pasar que por algo somos top en eso de la palita. De otro lado, nos seducía visitar la ciudad ya que en fechas venideras Antonio la va hacer suya y conviene ir guiándole por donde se va mover, vamos pura logística.
Pues como siempre concretamos y quedamos para salir a mediodía ya que a las dorimedia abren las taquillas en el Agora valenciano. Sorprendidos todos por lo puntuales que habían sido algunos, cargamos gasoil y rumbo a la ciudad vecina.
La primera sorpresa que nos llevamos fue la rapidez con lo que se llega ahora a Valencia. En hora y media estábamos ya aparcados en la puerta de acceso de jugadores y organización y sacando las entradas. Y eso que conducía Antonio que no traspasa los límites de velocidad ni aunque vaya de parto. Atrás quedó lo de Fuentelahiguera y esas cosas. La segunda sorpresa fue comprobar lo bonito que era el complejo y todo lo que han hecho alrededor. Ahora entiendo muchas de las cosas que pasan en esta Comunidad mía.
Sacamos las entradas para los partidos de cuartos y a comer que ya es tarde. Juan, que conoce la zona nos aconsejó ir a comer al Palmar en plena Albufera de Valencia. Sus deseos son órdenes y nos dirijimos a esa zona valenciana típica y realmente bonita. La Albufera...sí, donde el Tonet le metía mano y otras cosas a la gran Victoria Vera, icono sexual de mi época, donde el sangoreneta se murió de una indigestión de chorizos y salchichas...grande Blasco Ibáñez. Entre barracas típicas y arrozales llegamos al pueblo de El Palmar. Si pensaba que mi barrio es el lugar de España donde hay mayor número de bares, éste lo es a restaurantes. No hay viviendas...sólo restaurantes. Después de un paseo hojeando algunas cartas de los mismos y preguntar a una vecina, que no sería vecina sino camarera de alguno de ellos, decidimos entrar en el restaurante Mateu. Buena pinta desde fuera con aire de ser muy antiguo pero renovado en sus salones. Hay un par de mesas grandes con comensales y a priori pinta bien. Mesa para cuatro y carta. La camarera se empeñaba una y otra vez en que parlem valenciá pero nasti de plasti. Nosotros que somos alicantinos: vamoraver, queremos probar el all i pebre. Unas cervezas de aperitivo con el pan y all i oli y por supuesto el all i pebre. No soy yo mucho de comer serpientes pero reconozco que estaba bueno, un guiso compacto, gelatinoso casi por lo de la serpiente y en fin que ya no me lo cuentan. Fueron después, creo recordar unos chopitos o algo así..pero si alguno se acuerda que lo ponga luego. Por supuesto el plato principal fue paella. Había posibilidad de pedir para dos, así que pedimos dos diferentes. Una de pescado creo recordar y otra de carne. Corregidme alguno si os acordáis. A ver, a mí particularmente me gustaron mucho. Salen en paellera y con muy poco grosor como en la zona del Hondón y por ahí. De sabor, para mí exquisitas. Quizás por mi sangre murciana. Surge la polémica porque a Germán, alicantinista de pro le gusta más sueltecico el arroz, que sin llegar a ser gachoso si podía haber estado más suelto pero después de un intenso debate acerca del particular, no quedó ningún grano¿?. Por supuesto, regado con vinos poderosos que no me acuerdo cuales fueron pero como dice alguien cercano a mí no picaban, luego eran buenos. Con este criterio que se mueran los enólogos. De lo que sí me acuerdo es del postre....un brownie de chocolate pa quitar el sentío. Casero. Unos licores y coca casera invitación de la casa buenísima.
Bueno todo, con fundamento como diría aquél y precio asequible.


Después de comer surgió la duda de si dar un paseo en barca o irnos al pádel. Así que nos volvimos al Agora.
Llegamos cuando terminaba el primer partido de cuartos así que esperamos que nos dejaran coger sitio, nos subimos los cuellos de los polos para arriba, que allí todos los llevaban así, para no ser menos y al sitio. Buena sesión de pádel nos dimos con partidos realmente espectaculares y a mí personalmente que era la primera vez que lo veía me encantó. Muy buen ambiente dentro y fuera del recinto con sarao importante. Unos yintonics de esos que recomienda la Organización Mundial de la Salud, es decir, con mucha fruta y verdura, que ya canta un poco lo del pepino con un yintonic.............Como dice el gran Tomy, un yintonic es larios con tónica sin limón ni ná y cubitos sólo en verano. En fin, aguantaremos la moda. Eso sí, Antonio una fantita que nos tenía que traer a casa. Una pena...yo le entiendo mejor con tres cubatas encima.
Ya tarde, sarao, un poquito de jamón y queso y vuelta con atasco monumental en la autovía por colisión de dos camiones.
Voy a comprarme una pala en condiciones...Un placer.

By joe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario